Homoparentalidad y homofobia internalizada

La sociedad ha creado cientos de mitos negativos en torno a la homosexualidad: que somos irresponsables o enfermos; que somos incapaces de relaciones estables comprometidas y amorosas; que sólo pensamos en el sexo, o que tendemos a abusar de los niños... Todos estos mitos han dejado una huella profunda en muchas lesbianas y gays en forma de homofobia internalizada. Este rechazo interno puede hacer que uno no se plantee la paternidad como una opción más, como hacen los heterosexuales.La paternidad no debe ser inhibida o reprimida por esos motivos.
Los gays y lesbianas han demostrado una capacidad de altruismo notable, percibida en su participación en multitud de instituciones de ayuda, y en la elección como profesión, de actividades de servicio y cuidado de los otros.
Siempre hubo homosexuales, que movidos por la presión social o por inseguridad sobre su verdadera identidad, prefirieron permanecer ocultos y casarse, pudiendo tener hijos, formando una familia tradicional. ¿Esto les hacía ser peores madres o padres?. No por el hecho de su orientación sexual; la capacidad de amar, de ser buen padre o madre, es independiente de la homosexualidad.
La novedad actual es que ha salido a la luz pública el deseo de paternidad de muchos gays y lesbianas, sea en pareja o solteros, y la búsqueda de un reconocimiento legal de ese derecho fundamental.
Los gays que deciden ser padres suelen realizar un proceso de toma de decisiones sobre el hecho de tener un hijo, que tiene en cuenta aspectos legales, éticos, económicos, considerando la posible discriminación social etc. Este proceso suele durar años, y en él suelen intervenir otras personas de instituciones que ayudan a realizar esta paternidad. Creo que todo esto es mucho más de lo que realiza cualquier heterosexual para tener un hijo. Y en cierta forma garantiza que ese hijo es siempre un hijo deseado; sea adoptado, o biológico.
Incluso las lesbianas, que pudiendo ser madres sin pasar por ninguna institución, el obstáculo más importante a superar es el de la propia homofobia interna que les hace pensar de entrada que no deben de ser madres. (El deseo de maternidad aparece en el mismo tanto por ciento en las mujeres lesbianas como no lesbianas). Los problemas legales actuales, el posible rechazo de vecinos, de los padres, o el que pueda vivir el futuro niño por pertenecer a un tipo especial de familia, terminan por agravar la decisión.
No hay un problema intrínseco para gays o lesbianas, que les impida tener y/o criar hijos, si se dan las condiciones de capacidad de amar y de crear un hogar seguro, donde el cuidado, la protección y el desarrollo armónico del niño sean posibles.
La experiencia es que la mayoría de los niños criados en hogares gays, son bastante similares en su comportamiento a los otros niños. Deben sobreponerse al hecho de pertenecer a una familia diferente. Los hogares gays van incorporándose a estas nuevas formas de convivencia familiar, contribuyendo, con toda certeza, a enriquecer nuestro entorno personal y social, aportando un modo más natural y sincero de vivir nuestras relaciones afectivas.

Escrito en septiembre 2004
publicado en Zero 70